Bien por la tercera edad

Hoy estoy obligado a escribir este post ya que en mi trabajo lo he pasado bastante bien. He tenido varios clientes los cuales me han hecho disfrutar de él.
Se trataban de 3 personas mayores que tenían problemas con el ordenador y con su adsl por supuesto.
Fue increíble la forma de tratarme que han tenido estas personas, aparte de ir con la verdad por delante (cosa que la mayoría no hace, sobre todo los "supuestos auto-proclamados informáticos").
Daba gusto ver a esas personas con ganas de aprender. Preguntaban cosas que para muchos pueden ser absurdas, pero que para una persona que no tiene casi conocimientos del uso de un ordenador es un mundo aparte. Me he topado muchas veces con gente de mi edad haciendose pasar por "sabelotodo" de la informática, y no piensan que lo que están haciendo realmente es meter la pata y hacer el ridículo.
Uno de los ancianos, tenía problemas con el correo electrónico, y le dije que se pusiera él delante del PC y que yo le iba indicando lo que tenía que hacer. (Simplemente corregir un parámetro de configuración). El hombre me decía que no, que él no sabía y que mejor que lo hiciera yo, que él era muy torpe.
Yo insistí diciéndole que TODOS, absolutamente TODOS hemos aprendido de otros o metiendo la pata. Que no nacemos sabiendo.
El buen hombre se pone delante del ordenador, le indico lo que debe de revisar, y él solo se da cuenta de donde estaba el error. Lo corrige, y prueba. ¡FUNCIONA!
El hombre me mira sonriendo y me dice: "Es usted un fenómeno"
A lo que le respondo: "Fulanito, el fenómeno es usted. Yo no he hecho nada, lo ha hecho usted. Yo solo le he guiado un poco."
A este buen hombre se le veía en la cara que estaba muy satisfecho de que él haya podido reconocer donde estaba el fallo de la configuración.
Esta ha sido la primera satisfacción del día que he tenido. Bueno, pues cosas parecidas me han ocurrido en el día de hoy.
Cuando he llegado a casa, me he sentado en el sofá y creo que muy pocas veces me ha dejado tan satisfecho el ir a trabajar.
Ojalá siempre fuera así, y no me refiero a la facilidad del asunto, sino de ver a esos ancianos como le rebosaban las ganas de aprender y ver lo satisfechos que se quedaban cuando se les resolvía el problema prácticamente solo.

Mañana, volveremos a la cruel y dura realidad y tendré que torear a más de un informático de nuevo.